Sueño despierto porque viví dormido

Ariel Villar
6 ago
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Actualizado: 11 ago

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Tal cual. Parece un juego de palabras malintencionado para que aplique para casi todo pero no. Durante mucho tiempo, casi todo, viví de ese modo. Dormido. Tal vez porque si hubiese despertado mi vida habría sido un caos.

De niño no habría podido comprender y mucho menos perdonar las incoherencias entre lo enseñado y lo aprendido, entre la teoría de lo correcto y los ejemplos de quienes la enseñaban.

Después, en la borrachera de rebeldía adolescente, fue necesario dormir para soñar, por no tener las herramientas intelectuales ni el poder, necesarios para cambiar un mundo que comenzaba a despedir un hedor desagradable.

Y como sucede con cualquier psicofármaco, ya de adulto, dormir se volvió adictivo y necesario para justificar mi suerte y cargarle las culpas a ese mundo loco que existía del lado de afuera de mi piel.

Pero del mismo modo que se me apagaba la tele cuando estaba pasado de rosca, hoy me despierta el insomnio a las 3 de la mañana, quizá por haber dormido tanto, o tal vez como una advertencia de estar desperdiciando el tiempo que me quede.

Con algo de suerte y mucho de gratitud, hoy no me esfuerzo para cargar el compasivo título de adulto mayor, un viejo en realidad, consciente de haber dejado pasar mi cuarto de hora mientras dormía, y más consciente aún que el único al que puedo cambiar lleva mi nombre y apellido. Y por eso escribo.

Ariel Villar

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