La olvidada sección de "Escritores Invitados" vuelve a tener protagonismo en las huellas dactilares sobre la pantallita de Sam Villar. (Tal cual, es genético el asunto).
Espero lo disfruten:
Entro al baño y mientras hago las maniobras femeninas ahí lo veo, era un Chesterfield de 20 común, aplastado, le debían quedar 4 o 5 puchos. Me sonreí recordando sábados enteros torturando a mis pobres Phillip de 20 común. Saliendo con el jean apretado, tenían que estar a la mano.
El encendedor (chiquito pues) iba siempre en el bolsillo izquierdo delantero del jean súper elastizado. Por ende el lugar que le quedaba a los puchos era el bolsillo trasero derecho. No habia lugar ni tiempo para abrir un bolso a la hora de prender un pucho un sábado a la noche.
Durante la semana ocupaba su cómodo lugar prolijo en el bolsillo de alguna cartera adecuado a su tamaño. El sábado había que darlo todo.
El primer pucho era "el del deseo", se lo fumaba solo el dueño del atado. Se abría nuevo, y el primero se daba vuelta, ése sería el último en fumarse pidiendo un deseo...
Me llamo la atención ese Chesterfield del deseo... Era más corto. Lo di vuelta y con el típico golpecito para que salga un pucho, saque el "del deseo" para ver (nuevamente con una sonrisa más pícara está vez), que le faltaba el filtro. ¿Y si le ponemos filtro? Así no quema la última seca...
Ese pucho había Sido evidentemente mutilado para protagonizar más risas que sus compañeros de atados...
Termino mi trámite, miro esos Chesterfield casi agonizando... Y en ese momento ví la expresión de aquella cara palpando el bolsillo trasero derecho sin sentir a sus escasos últimos compañeros de la noche... Angustia, abstinencia, e incertidumbre de dónde abastecerse a esa hora...
Los levanté con una sonrisa y los dejé bien alineados a una lata vacía olvidada en aquel baño, que supuse sería compañera de la misma aventurera...
Sam Villar
Escritora Invitada
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