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"Un Hijo, un árbol, y un libro" - Capitulo 2

Foto del escritor: Ariel VillarAriel Villar

El Señor de Mantenimiento


Ni por un segundo pienses que éste capítulo va por el lado de mantener una familia enfocando una visión económica. No. Eso se llama "Manutención" y carga con algunos ribetes que pueden llegar a herir suceptibilidades, como decíamos en el Banco cuando evitábamos corregir algún "error" laboral escalafonario producto de algún cargo por "encargo" que le clavó un cartelito en el escritorio del "errante" y que se lo tomó realmente a pecho. Pero, pensándolo bien, en una de esas lo toco en "alguna que sepamos todos" al mejor estilo "Fogón Sui Géneris", pero tampoco soy partidario de incentivar la depresión colectiva ni el suicidio en masa tomando Tía María mientras intentan cortarse las venas con un blanco de apio.



El muchacho de mantenimiento somos Vos, Yo y todos los que habitamos en el fino y retocado límite de la línea de pobreza, procedentes de una educación familiar en la que abundaron los juegos de adiestramiento manual, al punto tal que terminamos siendo de los que para sentarse primero se tienen que fabricar el banquito. Claro, "en el país de los ciegos el tuerto es rey", decía mi abuela, y nos sentimos casi unos Mc Givers en un conurbano habitado por los muertos vivos alimentados con WiFi, incapaces de cambiarle el cuerito a una canilla y sin el más mínimo interés de aprender. En realidad en cierta forma está bien que no quieran, por 2 razones:


1- Caerían en el estereotipo "analógico" que ya no existe, que no entienden, y que los dejaría expuestos ante el espejo de su propia ineptitud para tales menesteres.


2- Imaginar una pinza "Pico de Loro" en sus tiernas manos sería como verlos lastimarse los dedos una y otra vez con la sonrisa de un Padre orgulloso de las habilidades de su descendencia, sin tener en cuenta que después con un par de fotos convenientemente editadas y publicadas, ellos nos ubican fácilmente del lado de adentro de la jaula bajo la carátula de "Violencia Familiar".


Está picante la cosa. Y sabés por qué? Porque "el sistema", o sea Vos, Yo y una inmensa mayoría de pelotudos juramos que nuestros hijos iban a crecer en Libertad, sin tener en cuenta que el 90% de los portadores de escrotos agrandados confundió Libertad con Libertinaje y, apoyados por un lapidario sistema educativo, les enseñamos con el ejemplo cosas como "sacar de contexto una palabra o expresión", o "justificar una ineptitud" que lejos de ser una cuestión de nacimiento es absolutamente aprendida por comodidad.


Aunque te parezca histórico, en nuestra juventud existía una minoría de éstas características a los que les decíamos cosas como: "ah, pero sos un pistola bárbaro!" O: "que pija que sos, te hacés el pelotudo para que lo haga otro", y mil etcéteras más.



Voy con un ejemplo actual y en carne propia:

En casa nuestra mini-fémina "Otaku" que adolece de las primeras señales capilares en su zona pública y ante el pedido de su madre para que le descuelgue la ropa de la soga, avisa con displicencia:

"La puerta del patio no abreee. Está trabada".

El Señor de mantenimiento, que tira más a Luiggi que a Mario Bros, o sea quien suscribe, se apersona presto al servicio con algunas herramientas en mano, imaginando una falla por desgaste o algo similar. Acto seguido y delante de la "nena", abrí la puerta sin ninguna dificultad. Mi exacerbado sentido de la imaginación me llevó a la extrema ocurrencia de chequear la forma en que ella intentó abrir la puerta:


" A ver mí vida, probá abrirla ahora".

Te juro que no solté la carcajada por no hacerla sentir que la estaba gastando, más aún tratándose de alguien hipersensible como la mayoría, que tiene las mejores calificaciones de la escuela (me cago en la referencia educativa, no?). En cambio, opté por la adulta postura de transmitir conocimientos por más básicos que parezcan, al verla subir y bajar el picaporte a repetición como para bombear agua de un pozo y después soltando el picaporte, que logicamente volvió a su posición de reposo, o sea "cerrado", al tiempo que empujaba la puerta con el hombro como ala derecha de un Scrown de Rugby.



Sin evitar mí sonrisa le explico:

"Es un procedimiento simple y aplica para todas las puertas normales: bajás el picaporte y, sin soltarlo, empujás apenas y la puerta se abre".

Resultado de la capacitación: baja el picaporte, lo deja subir pero eso si, "no lo suelta", empuja y obvio, la puerta quedó cerrada como culo de muñeco.


Ya un poco preocupado insisto:

"Miráme mi Cielo: bajo el picaporte, (del verbo la manija de la puerta), lo sostengo en posición ABAJO, y sin dejarlo subir, empujo".

Tirando sonrisita de rubia inocente dice: "si, ya sabía, pero que sistema de mierda!"


Cierro el capítulo con algunas conclusiones:


1- Que he tomado conciencia de la importancia de las instrucciones de uso en el frasco de shampoo.


2- Que la antigua "Edad del Pavo" realmente sigue vigente como herencia genética humana, pero con capacidad de hiper-desarrollarse gracias a la protección de un campo de fuerza conocido como "Anti-Correctivo", con la capacidad de evitar "Napatadanelculo".


3- Con la velocidad y voracidad del desarrollo tecnológico de los últimos 30 años, tal vez alguien se olvidó de anotar el código de desbloqueo de algún truco para cargárselo a éstos Ciber-Guerreros para que puedan subir al siguiente nivel y hacerse con un nuevo juego de armas intelectuales que les permita un digno desempeño en su lucha por un mundo mejor.


4- Tal cual: soy un viejo de mierda, resentido, dinosaurio, creador de grietas sociales y un "Anti-Mediocridad.

Y como si fuera poco, aggiornado a los tiempos que corren. A la puerta del patio le voy a poner un picaporte táctil digital con reconocimiento de la huella dactilar del dedo índice de la mano derecha, y les voy a enseñar a reconocer cuál es la derecha hasta frente al espejo.! Y los mancos y los zurdos, que se jodan!


Ariel Villar

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