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... Así como la voluntad y la intención son cuestiones íntimas y personales, esto es, que no se heredan pero sí se aprenden, la generación de "realidad propia" es posible pero no funciona para terceros. Justamente porque es "propia", es decir, que todo cuánto suceda a nuestro alrededor nos involucre directa y personalmente.
Para los demás sólo quedan los buenos deseos, las bendiciones, y los pedidos a los dioses en quienes cada uno deposite su fe.
Y el problema es que la línea entre el infinito Amor y el desapego al resultado de lo que nos toque transitar, es realmente muy fina, casi invisible. Y cuando lo que llamamos "destino" hace que la tengamos que cruzar, se mezcla todo con resignación.
"Resignación". Pocas palabras tan terribles! Porque resignar es bajar los brazos, soportar un castigo, no gritar si algo duele o pega fuerte, no reaccionar ante la injusticia, y no hablo de la ajena, sino de la que recae sobre nosotros como actores con el papel principal.
Dejar que las cosas nos sucedan por "default", por lo que llamamos "destino", es una forma de parálisis consciente como recurso auto-compasivo que nos ubica en la desmotivada esperanza de ayuda externa.
En cuanto a la pregunta del título:
Si, somos Dioses, pero sólo de nosotros mismos, de la piel para adentro. Pero no sabemos ejercer semejante poder que es el que definitivamente cambia nuestra suerte. Descubrir el caos de nuestra propia mente es el primer paso del "Gran Viaje Interior" que te puedo asegurar que es un viaje de ida.
Todas las culturas milenarias convergen en un mismo lugar, aún con miles de años y kilómetros de distancia: "todo lo que nos rodea es el reflejo de lo que pensamos, lo que sentimos y lo que decimos".
Claro, las cosas suceden y actuamos en consecuencia, que termina sonando como "obsecuencia", de esa realidad aparentemente común a todos, o sea, esa que nombramos cuando decimos: "... si pero la realidad es que..."
El ejemplo más gráfico es justamente el de un espejo. En su tamaño original nos refleja la imagen del entorno. Pero aún si lo rompemos en mil pedazos, cada pedacito va a reflejar exactamente la misma imagen. Y todo lo que nos rodea, personas, situaciones, contingencias, son el espejo de nuestro interior. Y el primer error que cometemos cuando intentamos cambiar nuestra suerte, es buscar la causa afuera, en el gran espejo que llamamos realidad, cuando realmente está adentro de nosotros mismos.
Pero claro, el caos de nuestra mente, que No somos nosotros, sino el producto del sistema de creencias inoculado generación tras generación, no se puede detectar y mucho menos controlar desde el mismo caos. Sería como querer parar una bola de nieve desde adentro mientras rueda en caída y se agranda.
Si tomamos conciencia de esto, estamos parados en la puerta para subir al vehículo que nos va a llevar a ese Gran Viaje.
El segundo paso es descubrir el enorme poder de una herramienta que utilizamos a diario y bastante mal por cierto: "la palabra".
Para decirlo bien sencillo, sucede que Don Universo tiene la jodida pero indeclinable costumbre de concédenos "literalmente" todo cuánto digamos. Si leíste a Carl G. Young, Jose Luis Parise, Enriq Corbera y algunos más, recordarás un ejemplo clásico. Decimos: "Mañana voy a salir a buscar trabajo". Obviamente no lo encontrás. Porque dijiste "buscar", y eso es lo que hiciste todo el día.
Si, ya me imagino tu pregunta: que como sería entonces? "Mañana salgo y encuentro el mejor trabajo con las mejores condiciones y el mejor sueldo". Por ejemplo, nomás.
Te das cuenta? Hablamos mal. Hasta lo podemos ver en dichos populares, por ejemplo cuando decimos que algo está "maldito", mal-dito, que viene de "mal-dicho", maldecir, decir mal y por oposición "bendecir", decir-bien.
Mirá: en todas las biblias de todas las religiones, cuando describen la creación del Universo, cuando sólo existía la misma nada, Dios no pensó ni imaginó, sino que Dios "dijo": hágase la luz, el agua, los astros, la vida... Y la pregunta es: a quién le hablaba si no había nadie?
Cerrando, o tal vez "abriendo" alguna curiosidad lectora, según dicen fuimos hechos a imagen y semejanza, incluso provistos del poder de la palabra. Por lo tanto, podemos generar las casualidades que vayan mostrándonos el camino para lograr lo que queremos y, con 9 pasos más según el método desarrollado por J.L.Parise, se logra. Y si podemos generar realidad propia, no es difícil deducir que somos Dioses, pero sólo de nuestras propias vidas.
Que si funciona? Absolutamente Si. Doy fe. Que lo pruebe? Con gusto: mi sueño era crear un lugar en el que pudiera reunir todas mis pasiones y compartirlas con el mundo: hacer Radio, escribir, la música, y componer videos e imágenes, sin sensura, sin horarios, siendo actor y autor, sin fiebre del oro viral, sin comprometer a las emisoras que me brindaron sus espacios por lo que digo, o a las editoras por lo que escribo, con la intención de formar una pequeña Comunidad de afinidades, a la que Vos, estimado Lector/Oyente, accedas cuándo y dónde quieras.
Y que decirte: lo pensé, lo sentí, lo dije, lo creí, trabaje mucho, y acá estamos!
Si te interesa el tema, hacemelo saber abajo al final de tu pantalla y lo seguimos en próximas entradas.
Ariel Villar
NBA Productora
RadioBlog
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