Si lo pensamos bien y como cantaba Nano, "Nunca es triste la verdad. Lo que no tiene es remedio". Parece una cita fácil. Pero va a depender del alcance del misil de cada uno para llegar a su sentido completo, sin caernos en el pozo ciego de la mediocridad de la intención conveniente.
Hablamos de muchas más personas de las que imaginamos, que aún siendo habitantes de tribus y etnias distintas, cargan con la misma limitación, muchas veces sin saberlo y muchas otras guardándola en sus inconciencias para acostumbrarse hasta llegar a amarlas y sentirse orgullosos, porque es lo único que pueden hacer. "Lo que les tocó", como dicen.
Claro, asumir una condición difícil en soledad duele. Y el dolor se carga más fácil en grupo. De a muchos, el dolor se empodera, se vuelve pancarta y después bandera, orgullo del origen que les tocó.
Y no existe el arma que se pueda empuñar de a muchos para una lucha que siempre es personal, con un enemigo que nunca está de la piel para afuera.
La realidad que nos toca nos ubica en una trinchera virtual peleando contra un cuco que ni siquiera conocemos, bajo el seudónimo de "Empatía" (que viene de empatar/igualar). Pero como estamos multitudinariamente solos, ni siquiera nos calzamos sus alpargatas en nuestros pies. Pero llenamos bocas, muros, hilos, historias y feeds, sin darnos cuenta que hacemos lo mismo que ellos, los portadores de la mochila con piedras.
Ellos ya perdieron de vista que su lucha es individual. Nosotros tristemente también. Pero tenemos un camino para volver a esa Grandeza que nos hace Individuos. Se llama "Compasión", que a diferencia de la efímera e inútil empatía, dura un poco más porque va seguida de un acto instantáneo, directo y personal. Un billete por la ventanilla, una bolsita con comida, una botellita con agua, o la ropa que ya no usamos. Todo envuelto con un buen deseo y una bendición (que viene de "bien dicho"), con el corazón.
Y ese es el preciso momento en el que empezamos la verdadera lucha: individual, silenciosa, personal, sin redes, sin medios, sin miedos. De qué lucha hablamos? De esa que hace callar a nuestras tripas frente a la injusticia, la mentira, la mediocridad, la velocidad forzada, la careta, el filtro y la des-inteligencia artificial.
Nada. Pero Todo. Porque la realidad es que nuestro corazón y como decía Facundo, ya no cree en los cambios de a muchos. El verdadero cambio es de uno en uno.
Gracias por tu valioso tiempo de lectura!
Ariel Villar
RadioBlog
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