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Qué te cuento? A ver...

Foto del escritor: Ariel VillarAriel Villar

Por ejemplo algo de la vida real, pero no me refiero a la de la rutina diaria ni a la que segmentamos por edades, por clases sociales o por situaciones particulares condicionadas por un factor común como una actividad determinada, un gueto social o un entorno común como camino hacia un objetivo.


Me voy a referir más a lo que nos juega de la piel para adentro, en ese micromundo infinito, privado, secreto y personal, que solemos rotular como "sentimientos" y por lo general esa etiqueta nos queda chica.

El sentimiento es como un océano dentro de una gota de agua, que protegemos como al tesoro más preciado, como a los ojos. Al punto que si los tratáramos como objetos brillantes seguramente los lustraríamos casi todos los días, sólo para observarlos y saber que siguen ahí, intactos, asegurándonos que únicamente nosotros tenemos acceso a ellos. Pero no tanto. Y en muchos casos son guardados bajo una lápida de acero con 7 candados.


Y claro, los sentimientos, lo mismo que sucede con el cuerpo, al ser encerrados y privados de la luz del Sol, de la frescura del viento en la cara y la ceguera hacía sus destinatarios, los va secando de a poco hasta terminar como una flor aplastada entre las hojas de un libro, sin vida, sin color y sin brillo, a la que en algún arrebato de orden y limpieza que no es otra cosa que la búsqueda del orden de nuestros pensamientos, volvemos a encontrar empapados de nostalgias.


Justo el momento en que nuestra memoria piadosa nos recuerda sólo los momentos de belleza pura de aquella imagen y hasta nos hace lamer el agua tibia y salada de una lágrima sobre la comisura, momento que rotulamos como "nostalgia".

Y ahí nomás aparece la pregunta de una conciencia a la que creemos más madura y experimentada, sea por vivencias propias o por frases freudianas o lacanescas bien colocadas en nuestra psiquis por nuestro analista, por cierto muy elegantes para describir lo que sentimos, pero que pocas veces le sirve como calmante a nuestro condenado "bobo colorado" que trabaja 24/7 x 365 días al año sin un segundo sabático de descanso hasta el último segundo del viaje.


Decir lo que sentimos, es bueno?


Si y No. Veamos:

Ya el hecho de contarle a alguien todo lo que sentimos se complica desde nuestro siempre limitado acervo cultural y una pobreza lingüistica cada vez más devastada. La errónea o limitada interpretación de nuestro eventual receptor elegido como confidente, puede llegar a convertir un hermoso momento pasional en un conflicto de guerra, sin intención alguna (a veces...).


Angustia: moda o mal endémico?


Definirla no es tan sencillo. Desde lo físico podemos describirla como nudo en la panza, garganta apretada, hasta dificultad para respirar. Entonces la teóricamente avanzada psiquiatría le pega un par de sopapos al cuerpo con algunos miligramos de Rivotril o Clonazepan para aflojar un poco el malestar, pero no la causa que sigue viva y aún más escondida en los confines del alma. Y la realidad es que lograr que una persona angustiada logra sacar a la superficie un sentimiento para lo que ni siquiera dispone de las herramientas intelectuales adecuadas y bajo el efecto de estupefacientes "legales", no es tarea fácil para los terapeutas a los que, de movida, les aseguramos la fidelización del paciente/cliente por mucho tiempo.

Lógicamente, muchas veces es el único camino a recorrer y transitarlo va a depender de una buena cobertura médica, una billetera abultada, o ambas.


"El show debe seguir".


Un dicho acuñado en Broadway cuando algún integrante dejaba éste plano de existencia en medio de una exitosa temporada. Homenaje, y el deseo de una mejor vida con dichos como: "Fulano no murió, sólo de fue de gira".


Pero que pasa con nuestro propio Show? El de todos los días, sin tarimas, butacas ni aplausos, en el que los únicos actores que nos acompañan son, justamente, nuestros sentimientos?


Obviamente y gracias a nuestro imprescindible Ego, en tanto lo mantengamos a dieta para que no engorde y después la gilada nos clave el tan de moda y deformado rótulo de "

Narcisistas", nos asumimos en el papel principal. Ok.

Pero los actores de reparto, o sea quienes nos rodean a diario tallando nuestros sentimientos de acuerdo al papel asignado dentro del guión por el Director (Dios?, ponéle), no son sólo integrantes de una coreografía de relleno alusivo a nuestro relato. Ellos también interactúan! Y para que lo hagan es imprescindible que nuestro papel principal deje de ser un monólogo standapero de memoria rígida, incapáz de salir airoso y elegante ante la jocosa intervención de alguien del público, para convertirse en un diálogo multitasking con todos los actores de nuestra vida, asignándoles el nivel de seguridad adecuado en relación directa con nuestros sentimientos más profundos.


La trama de nuestra vida.


Cada pequeña intervención de los actores de reparto, leámos familia, amigos, compañeros de trabajo o de colegio, y especialmente aquellos que tienen el poder sobre nosotros de movernos la estantería de una vida bien diseñada y ordenada, tal vez sólo con un gesto o una mirada, inevitablemente van cambiando la trama de nuestra historia.

A primera vista ésto parece ser la causa principal de nuestras frustraciones y angustias. La buena noticia es que nada más lejos que eso.

Si todo se desarrollara como lo planeamos, proyectos, trabajo, amistades e incluso parejas y hasta el mismísimo y anhelado amor, estaríamos blindados contra la angustia, la frustración y el sufrimiento. Pero desconoceríamos el motor de la verdadera felicidad, la realización y la completud en cuestiones amorosas: la Pasión!


Testosterona, Estrógeno y Progesterona.


Sin ánimo de ninguna especie ajena al tema que nos ocupa, quien me conozca un poco más allá de un saludo formal, sabrá que citar como subtítulo a éstas 3 hormonas no significa que tenga "la idea pija" (error del corrector: léase "idea Fija").


Resulta ser que dentro del amplio espectro de las auto-percepciones (tema que no pienso desarrollar para evitar desarreglos de contexto), nuestra naturaleza cromosómica y física sigue gobernando el profundo abismo de nuestros sentimientos. Y en éste terreno se volvió algo común la costumbre de "rotular" sentimientos, justificándolos con la construída percepción, pero nunca comunicándolos clara y abiertamente, justamente por miedo a ser acreedores a un cartelito pasado de moda y por tanto, ofensivo. Lamento discrepar con la mayoría, pero nada más lejos.


Percepción vs Sentimiento


Más o menos tenemos claro que lo que percibimos es la forma en que nos conectamos de la piel para afuera, sobre todo al concederle un rótulo de moda a nuestro Ego para que se presente en sociedad.

Pero también sabemos que lo que sentimos es algo muy nuestro, muy íntimo y particular, y difícilmente podamos encontrar el alma gemela que sea el fiel espejo que nos refleje. Por burdo ejemplo, encontrar alguien que sienta desde lo físico exactamente lo mismo en cuestiones sexuales, sería el equivalente a tener relaciones con un cyber-humano creado con IA y hasta con nuestra propia cara con lo cual, la ancestral opción de masturbarnos frente al espejo sería menos onerosa y más socialmente aceptada.

Pero como sobre gustos no hay nada escrito (dijo una vieja y se chupaba los mocos), volvamos a lo nuestro.


El fin de la angustia y la infelicidad.


Sin ubicarnos en un imposible plano de abstracción que no incluya los problemas económicos, el contexto de desorientación social y las aberrantes y mal intencionadas bajezas del sistema educativo en ruinas, podemos animarnos sin miedo al éxito que la felicidad en el amor tanto propio como de pareja, en la sexualidad, y en relación a la concreción de nuestros proyectos de vida, es posible.


Cerrando para no emplomarte el porta-masa-encefalica, ovarios y escrotos, creo firmemente que la clave de todo es desvestirse de todos los prejuicios heredados del acervo cultural del que hoy también forman parte las redes anti-sociales y sus estereotipos con fines comerciales, y que de una vez por todas empecemos a comunicarle a las personas que nos interesan y con lujo de detalles todo aquello que sentimos y que guardamos en el arcón cuyo candado tiene una sola llave, y está clavada en nuestro corazón.

Obvio: con respeto, sin segundas intenciones, de manera totalmente objetiva y detallada, ya sea que se trate de cuestiones laborales, sociales, familiares, de amistad, y hasta de nuestras preferencias sexuales con lujo de detalles a nuestra eventual pareja, por supuesto en privado en persona.

Y con la misma apertura de conciencia y sentimiento, escuchar lo que ellos sienten con total naturalidad, evitando con todas nuestras fuerzas una exposición social que, en estos tiempos que nos toca transitar, seguramente sería el comienzo de una pesadilla. Voy a poner la pava.


Muchas Gracias por tu tiempo de lectura! Podés calificar ésta nota y comentarla al pie de ésta pantalla en forma anónima.


Ariel Villar

Café Temperley

 

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