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Manual de Supervivencia Emocional para Adultos con Experiencia (O Cómo No Volver a Caer en la Misma Trampa)

  • 19 mar
  • 4 Min. de lectura
Manual de Supervivencia Emocional para Adultos con Experiencia



Prólogo improvisado en una mesa de café


—Mirá, yo ya tendría que tener un máster en relaciones humanas, pero sigo cayendo en las mismas.—¿Otra vez te pasó?—Sí. Y no solo con parejas. También con amigos, laburo, familia… Es como si la vida me dijera: "Dale, campeón, intentá de nuevo, a ver si esta vez te sale bien."—¿Y?—Y vuelvo a meter la pata, por supuesto.


Porque, seamos sinceros, después de los 40 uno cree que ya aprendió. Que no va a tropezar con la misma piedra. Que el cartel de “No tocar, quema” finalmente quedó grabado en la cabeza. Pero no. Seguimos tocando. A veces con un dedo, otras con la mano entera. Y de vez en cuando, con las dos manos y la cara.


Por eso, este manual no viene a dar consejos de autoayuda. Viene a compartir verdades incómodas, errores repetidos y, por qué no, carcajadas cómplices.



Capítulo 1: Parejas – El “Esta Vez Es Diferente” (Mentira, No Lo Es)


—¿Te acordás cuando juraste que nunca más ibas a salir con alguien que te dejara en visto por horas?—Sí.—¿Y?—Bueno… quizás tenía el celular en silencio.


Ah, el amor maduro. Nos jactamos de que “ya no nos comemos cualquier verso”, pero ahí estamos, creyendo en “está confundido”, “le cuesta expresar lo que siente” o “seguro está ocupado”.


La verdad es más simple: el que quiere estar, está. Y el que no, te deja esperando mensajes que nunca llegan.


Errores clásicos después de los 40:


Confundir intensidad con conexión. Esa persona que te revoluciona el estómago en el primer mes y te lo revuelve en el tercero.

Pensar que el otro va a cambiar. No, amigo. A esta edad ya estamos todos bastante armados.

Aceptar migajas emocionales. A menos que quieras terminar escribiendo indirectas en Facebook a las dos de la mañana.



Capítulo 2: Amistades – Cuando la Fase de Eliminación Se Activa Sola


—No sé qué onda, pero cada vez tengo menos amigos.—Eso es la vida, papá. Cada cinco años, revisión de plantilla.


Los 40 y 50 son la etapa en que las amistades dejan de ser un club de membresía obligatoria. Ya no hay lugar para los que llaman solo cuando necesitan algo, los que desaparecen cuando todo les va bien, y los que te explican cómo deberías vivir tu vida, mientras la suya es un quilombo.


Errores clásicos en la amistad adulta:


Insistir en sostener vínculos desgastados. Si ya no fluye, no fluye.

No poner límites. Que te conozcan de toda la vida no les da derecho a tratarte como se les cante.

No bancarse los silencios. A esta edad, el mejor amigo es el que no se ofende si no hablás por meses.



Capítulo 3: Familia – Ese Grupo de WhatsApp Que No Se Puede Silenciar


Si hay algo que madura con los años, son los conflictos familiares. Crecen, mutan, se disfrazan de indirectas en reuniones o en estados de WhatsApp.


—¿Por qué se enojó la tía Marta?—Porque no la saludaste el 7 de agosto a las 14:32, como ella a vos el año pasado.


Errores clásicos con la familia:


Intentar cambiar roles históricos. Si toda la vida fuiste el mediador, no esperes que ahora te dejen hacer quilombo.

Creer que todos piensan como vos. No, tu primo sigue creyendo que WhatsApp es un noticiero confiable.

Forzar reuniones innecesarias. A veces, la paz está en el "nos vemos el año que viene".



Capítulo 4: Trabajo – El Síndrome de “Esta Es La Gran Oportunidad”


—¿Cuánto hace que trabajás ahí?—Dos meses. Ya me prometieron crecimiento.—Ah, claro, lo mismo que a todos los que entraron antes que vos y ya no están.


Errores clásicos en la adultez laboral:


Creer en las promesas vagas. "Si te esforzás, en unos meses te subimos el sueldo". (Spoiler: No lo hacen).

Pensar que tu jefe es tu amigo. Hasta que le conviene no serlo.

No saber cuándo decir basta. A veces, la mejor renuncia es la que no se explica.



Epílogo: Y Ahora, ¿Qué Hacemos?


Lo interesante de todo esto es que, aunque sabemos cuáles son los errores, seguimos cayendo. Porque el ser humano tiene esa maravillosa capacidad de la esperanza… o de la negación, según cómo se lo mire.


¿Vos qué opinás?

¿En qué trampas seguiste cayendo después de los 40?

Te leo en los comentarios, al pie de ésta pantalla, así nos reímos juntos (o lloramos, según el caso).


PD:

Si sos una marca, un emprendimiento o un servicio que quiere llegar a gente real, con experiencia y ganas de vivir, Café Temperley es tu lugar. 

Porque los que llegamos hasta acá ya no compramos humo, pero sí sabemos valorar lo bueno.

Contactános y charlamos. (Y sí, con café de por medio).



Ariel Villar

Café Temperley


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Ariel Villar

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