¿Y AHORA QUÉ? Guía para los 40 y la vida que sigue
- 9 feb
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 17 mar

Introducción
A los 40, la vida ya nos pasó por encima un par de veces. Sobrevivimos a crisis económicas, relaciones fallidas, cambios de trabajo y algunas canas que disimulamos como podemos. Pero, aunque parezca mentira, muchas preguntas siguen sin respuesta.
Nuestros hijos adolescentes están en esa etapa en la que creen saberlo todo, pero no tienen ni idea de lo que quieren hacer con sus vidas. Mientras tanto, nosotros intentamos guiarlos sin sonar como nuestros viejos, aunque a veces nos descubrimos diciendo exactamente las mismas frases que juramos que nunca íbamos a repetir.
Al mismo tiempo, miramos el futuro con una mezcla de expectativa y vértigo. ¿Cómo vamos a vivir nuestra jubilación? ¿Estamos preparados para cambiar de vida sin caer en la monotonía? ¿O seguiremos pateando esas decisiones hasta que sea demasiado tarde?
Este Micro-Libro no pretende darte respuestas definitivas, pero sí abrir el juego. Porque si hay algo que aprendimos en cuatro décadas es que las mejores decisiones no vienen con manual de instrucciones.
---
Capítulo 1:
Criar adolescentes sin perder la cabeza
Uno cree que el desafío más grande es cambiar pañales o ayudar con las tablas de multiplicar. Error. El verdadero reto empieza cuando nuestros hijos cruzan la barrera de los 13 y pasan de ser criaturas adorables a especialistas en monosílabos.
—¿Cómo te fue en el colegio?
—Bien.
—¿Qué hicieron?
—Nada.
Hoy la crianza es una danza extraña entre darles libertad y marcarles límites sin sonar como el villano de la película. ¿El problema? Que el mundo en el que crecimos ya no existe. Nuestra adolescencia fue analógica; la de ellos, digital. Nosotros hablábamos con los amigos en la plaza; ellos lo hacen por Discord o WhatsApp.
¿Cómo los acompañamos sin volvernos locos?
No subestimándolos.
Los chicos de hoy tienen acceso a información que nosotros ni soñábamos a su edad. Tienen acceso a todo tipo de plataformas, desde YouTube hasta cursos online de cualquier disciplina. Un chico de 14 años puede aprender a programar o crear contenido audiovisual solo con internet. La generación Z es digital, pero también tiene una capacidad de aprender de manera autodidacta que, aunque nos asuste, es una ventaja que no debemos ignorar.
Preguntando sin interrogar.
Un “contame qué pensás de…” es más efectivo que un “¿qué hacías conectado hasta las tres de la mañana?”. La clave está en la comunicación abierta, en preguntar de manera que no parezca una investigación. Hacer preguntas abiertas fomenta la conversación y permite que nuestros hijos expresen sus sentimientos sin sentirse atacados.
Aceptando que tienen sus propios códigos.
No hace falta entender cada tendencia de TikTok, pero sí saber qué los mueve. Hoy en día, las redes sociales son un reflejo de lo que pasa en sus mentes. TikTok, por ejemplo, se ha convertido en una plataforma donde no solo comparten videos de baile, sino también reflexiones, opiniones y hasta debates. Conocer estas dinámicas es vital para estar conectados con ellos.
Nos guste o no, el rol de padre cambió. Antes se trataba de imponer. Hoy, de acompañar. Y eso, a veces, es más difícil que un castigo ejemplar.
---

Capítulo 2:
El futuro profesional de nuestros hijos: Cómo orientarlos sin forzarlos
Lo primero que hay que aceptar es que nuestros hijos probablemente no van a hacer lo mismo que nosotros. Y está bien. Si bien hay algo reconfortante en pensar que podrían seguir nuestros pasos, el mundo cambió tanto que la idea de elegir una carrera como “es para toda la vida” ya no tiene sentido.
Pero entonces, ¿cómo orientarlos?
Muchos padres sienten que deben ser la brújula que guía a sus hijos hacia un futuro seguro. Sin embargo, el proceso de elección de carrera se ha vuelto tan complejo como variado. La educación tradicional ya no es el único camino y las opciones son casi infinitas: desde la programación hasta el marketing digital, pasando por profesiones emergentes como la inteligencia artificial o el diseño UX/UI.
¿Qué podemos hacer?
Escuchar primero, actuar después.
En lugar de imponer nuestra opinión sobre qué carrera deberían estudiar, lo más importante es saber qué los apasiona. Tal vez a ellos les interesa el diseño gráfico, mientras que nosotros soñamos con que sigan abogacía como nosotros. Es un choque generacional, pero hay que aceptarlo. Lo importante es escucharlos, preguntarles qué les gustaría hacer, qué los entusiasma, y solo entonces guiarlos, ayudarlos a hacer la investigación necesaria sobre la carrera y las salidas laborales.
Fomentar la creatividad y las pasiones.
A veces, nuestras expectativas sobre lo que es “un buen futuro” se enfocan demasiado en lo material. Sin embargo, cada vez más, los jóvenes buscan trabajos que les permitan desarrollar su creatividad y hacer lo que realmente los motiva. Si tu hijo tiene talento para la música, la fotografía o el diseño, apóyalo. Los trabajos del futuro están en campos que aún no existen, y hay oportunidades en industrias como la tecnología, el entretenimiento o la sostenibilidad que pueden no ser evidentes hoy.
Fomentar la resiliencia y la flexibilidad.
El mercado laboral cambia rápidamente y lo que hoy parece seguro puede ser obsoleto en un par de años. Enseñarles a ser flexibles, a reinventarse y a adaptarse es vital. El éxito ya no está definido solo por el título universitario, sino por la capacidad de aprender y adaptarse a nuevas circunstancias. Hay un cambio cultural profundo en la forma en que la gente se acerca a la educación y al trabajo, y es crucial estar al tanto de ello.
Por ejemplo, en 2023, más de 70% de los trabajos en sectores tecnológicos no requerían un título universitario tradicional. Este tipo de datos deberían ser parte de la conversación cuando orientamos a nuestros hijos, para que entiendan que hay muchas formas de triunfar.
---
Publicidad:
Capítulo 3:
Primeras relaciones de pareja y cómo acompañarlos sin invadir
Es inevitable: nuestros hijos tienen su primer amor, y aunque no queramos, el tema nos pega de lleno. Tal vez no nos guste la idea de que alguien más ocupe el lugar que antes estaba lleno por su sonrisa, sus secretos y sus sueños, pero hay que aceptarlo. El amor adolescente es tan real como complicado.
¿Qué podemos hacer para acompañarlos en sus primeros amores sin hacer el papel de padres controladores?
No invadir su espacio emocional.
Si bien nos encantaría saber todos los detalles sobre cómo fue la primera cita o si esa chica o chico es "el indicado", hay que dejar que ellos se encarguen de ese mundo emocional a su manera. Lo más importante es estar disponibles para hablar cuando lo necesiten, sin presionar. Los adolescentes necesitan experimentar, cometer errores, pero también tienen que sentir que pueden contar con nosotros si las cosas no salen como esperaban.
Educar sobre relaciones sanas.
Aunque no podamos evitar que se enamoren de la persona equivocada, sí podemos educarlos para reconocer qué es una relación sana y qué no. Hablar sobre respeto, comunicación, confianza y límites es fundamental. Aquí, más que nunca, las redes sociales son clave, ya que las interacciones se dan en plataformas como Instagram o WhatsApp, donde es fácil confundirse sobre lo que está bien o mal. Enseñarles a reconocer las señales de alerta en una relación, como la manipulación o los celos extremos, puede hacer la diferencia.
Estar presentes, pero no presionar.
La adolescencia es un momento clave para aprender a relacionarse, y aunque queramos intervenir cada vez que hay una pelea o desacuerdo, lo mejor es ser una presencia tranquila. Ofrecer consejos cuando nos lo pidan, pero nunca imponernos.
Recordemos que nuestras primeras relaciones tampoco fueron perfectas, y aunque queramos protegerlos de todo, nuestra mejor herramienta es el acompañamiento.
---
Capítulo 4:
¿Y la jubilación? Pensando el futuro a largo plazo
Es normal que al llegar a los 40, empecemos a pensar en qué vamos a hacer cuando llegue el momento de decirle adiós al trabajo activo. Algunos están pensando en mudarse a una ciudad más tranquila, otros en disfrutar más tiempo con la familia, pero lo cierto es que pocos se animan a planificar con seriedad lo que vendrá en esa etapa.
Aquí es donde la planificación financiera y emocional se vuelve vital. No basta con pensar en cuánto dinero necesitamos. Hay que preguntarnos qué queremos hacer con nuestra vida cuando el trabajo ya no sea una prioridad. ¿Cómo nos vamos a sentir si nos quedamos sin un propósito diario?
Claves para empezar a planificar una jubilación activa:
Ahorro y planificación financiera.
No podemos negar que la jubilación es un tema que genera incertidumbre, sobre todo en un contexto económico como el argentino, donde los ajustes y la inflación son una constante. Sin embargo, es necesario ser proactivos. Lo primero es empezar a ahorrar, incluso aunque no se sepa cuánto se va a necesitar. Los planes de ahorro voluntarios y las inversiones en fondos que ofrezcan rendimientos a largo plazo son herramientas que debemos explorar. Tener un colchón económico es clave para vivir tranquilos cuando llegue ese momento.
Invertir en experiencias.
La jubilación no tiene por qué ser sinónimo de tranquilidad en casa todo el día. Al contrario, es el momento ideal para emprender nuevos proyectos o dar rienda suelta a pasatiempos que no pudimos disfrutar antes. Los viajes, la cultura, los cursos de actualización o nuevas disciplinas son la forma de mantener nuestra mente activa. No olvidemos que la calidad de vida después de los 50 se mide también por las experiencias vividas.
El papel de la familia.
Si bien la independencia financiera es importante, también lo es el apoyo familiar. Compartir los planes para el futuro con los hijos y la pareja es vital, ya que esto ayuda a tomar decisiones conjuntas, como mudarse a una ciudad más tranquila o invertir en un negocio que se pueda disfrutar de manera colaborativa.
---
Epílogo:
Muchas preguntas, pocas certezas
Al final de todo esto, la respuesta más honesta que podemos dar es que no hay respuestas definitivas. Como padres, como profesionales, como seres humanos, estamos todos en el mismo barco: tratando de entender qué vendrá, qué podemos controlar y qué no.
¿Qué hacemos con el tiempo que tenemos? ¿Cómo nos preparamos para lo que viene, cuando las reglas del juego cambian constantemente?
Quizás no sepamos la respuesta ahora, pero la clave es seguir adelante. Seguir aprendiendo, seguir cambiando, y sobre todo, seguir apostando por lo que amamos.
Lo cierto es que, aunque el futuro nos asuste, también nos espera con infinitas oportunidades. Y ahí está la verdadera belleza: mientras haya vida, siempre habrá una oportunidad para reinventarse.
Ariel Villar
Café Temperley☕

Si te gustó ésta entrada, te invito a enviarme tu invalorable colaboración en la forma más segura a través de Mercado Pago
mediante el siguiente botón:
O también por PayPal:
Tu comentario y tu calificación al final de ésta pantalla es bienvenido y compartido con todos los lectores.
Infinitas Gracias!❤️
Ariel Villar
Café Temperley☕
Tan cierto! Que difícil aprender a acompañar en lugar de limitar, prohibir y castigar. Gracias por compartirlo! Sonia.