Nada más tonto que no bajarse del bondi cuando cambia el recorrido y nos lleva para donde no queremos ir.
Más que obvio: terminamos en un lugar en el que no queremos estar.
Y mucho más lejos de no sentirnos identificados con todo lo que no encaja con nuestra esencia, gracias a las redes sociales terminamos siguiéndole los pasos a la misma gilada que no bancamos, doblegados en nombre de la empatía, la igualdad, la diversidad y cualquier ardid de minorías autoconvocadas para "sumar" que, en contraste con los casi 9.000 millones de personas respirando en el planeta, sobran los dedos de una mano para contarlos, porque si fuesen más necesitarían una calculadora para tomarse lista.
Todo más que bien en cuanto al derecho natural de existir. A cualquiera se le puede escapar la tortuga en la crianza y el ejemplo y más común aún, que nos toque un condón pinchado, para cuya consecuencia, tal como en la rueda de un auto que se puede parchar, existen métodos que no suelen ser los más efectivos, o los más seguros, y recurrir a ellos va a depender en gran medida del software instalado cuando niños en el seno familiar o en el decadente sistema educativo.
Volviendo de la distracción por las ramas metafóricas y ejemplos tristemente mediocres, particularmente he sufrido un colapso de escroto y me siento como el título de ésta entrada, publicando contenido propio pero teniendo especial cuidado de no herir suceptibilidades cristalitas de individuos que no tienen la puta idea de lo que hacer con sus vidas, indecisos sexuales que se autoperciben en busca del reconocimiento social y, amparados luego por leyes aprobadas por la cloaca política para entretener al populacho mientras nos siguen rompiendo el tujes y controlando que ni siquiera chistemos que nos duele por las redes sociales.
Tal vez estés pensando que me voy un poco al carajo. Si, desde tu mirada puede ser. Pero lo hice siempre. Costumbre que me vino instalada de fábrica como accesorio de alta gama, sumado a los básicos del modelo como: capacidad natural de lecto-escritura, motivación para aprender y creatividad ilimitada entre otros.
Con lo expuesto intento explicarte mi decisión de abandonar la tentación de las redes para pescar al codiciado pez bobo, justamente porque no me auto-percibo ni pez ni bobo, y porque es una forma de mantener intacta mi Libertad Espiritual, de pensamiento y de expresión, y de compartirla con quién realmente tenga ganas, incluso de opinar, comentar o discernir, para cuyo fin existe el lugar al pie de pantalla, bien abajo de todo. Dale un par de centésimas de segundo que aparece, dependiendo de la tecnología y conexión de la que dispongas.
Gracias por leer y ver el vídeo! No te emplomo más.
Ariel Villar
RadioBlog
Comments