Aunque bastante trillado, empezar con un conocido dicho del acervo popular me parece oportuno:
"Los locos y los niños dicen la verdad. A locos los encierran y a los niños los educan".
Y ésta nota tiene relación con nuestras propias dudas, relacionadas tanto con una futura decisión, sea relacionada al trabajo, al amor o al mismísimo sentido de la vida en el que gastamos volquetes de nuestro invalorable e irrecuperable tiempo. Y del dicho popular se cae por si sola la pregunta y su obia respuesta:
A quién puedo consultar sobre mi torturante duda?
A un niño o mejor aún: a un Loco!
Y ahí nomás miramos de reojo y mordiéndonos el labio inferior con cara de "que boludo que sos", al diablito del hombro izquierdo que no para de tirarnos la letra que no nos animamos a repetir.
Pero si nos tomamos el tiempo de pasar por la saranda la arena de su maldad, vamos a notar que en el fondo del colador nos quedan a la vista un par de gemas valiosas o, cuando menos, dignas de considerar con la cabeza en la almohada, que ni siquiera el mismo angelito del hombro derecho tiene la oportuna idea de sugerir.
Rumiando como vacas las brillantes piedritas ideológicas como si fuesen chicles, nos crujen las muelas de la conciencia incrustada en nuestro proceso de socialización y tomamos conciencia de las asperezas que podrían generar si las adoptamos como cimiento de cualquier justificación. Pero al mismo tiempo sentimos que puede sonar genial en boca de alguien bastante alejado de lo que creemos nuestro perfil: bajo, con vergüenzas y corto por miedo o por ignorancia.
Y la idea de consultar a un loco (por caso un terapeuta, que casi todos lo están), en lugar de preguntarle a un niño, tiene su fundamento en que un chico no carga aún con el condimento de picardía ni las herramientas intelectuales desarrolladas para que su devolución sea más sabrosa y menos parecida a un acertijo, más allá de evitarle algún mambo raro de interpretación que le puede costar su propia felicidad durante su ingenua niñez.
Al loco por el contrario, le divierte hasta nuestra propia vergüenza ajena al escuchar su sugerencia, y no tiene ningún tipo de freno o filtro preestablecido.
Abandonando la mirada metafórica, éste "Loco" es alguien que también llevamos dentro, escondido en el mismo rincón que nuestro eterno niño, sobre quiénes no pocos practican la eutanasia encubierta en el aborto social de la mayoría disfrazada de normalidad.
Y en muchas oportunidades de nuestra vida, nos vamos a arrepentir de no haber consultado a "nuestro loco interior", y habernos perdido de una buena opción o al menos, de haber sido un claro ejemplo de cómo actuar en la vida, ensanchando las banquinas encajonadas del angosto y largo camino de la Mediocridad.
Gracias por leer, calificar y comentar al final de tu pantalla.
Que tengas una excelente jornada! ⏬⏬
Ariel Villar
RadioBlog
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