Historia personal
- 17 may
- 3 Min. de lectura

Historia personal
Versión Audio - MicroPodcast
Cómo empezó todo esto... y por qué todavía sigue girando
No es la primera vez que lo cuento, pero esta vez lo hago con un café más cargado.
Todo arrancó hace unos cuantos años, haciendo radio en FMs de baja potencia, esas que llegaban hasta la esquina... y gracias. Mezclaba buena música con el pronóstico del tiempo, alguna que otra noticia y un poco de compañía para el que andaba solo del otro lado.
Nunca hice un curso de locución. Ni falta que me hizo. Mi escuela fue escuchar radio desde pibe, fascinado por esas voces que salían del parlante y me hacían imaginar todo un mundo sin moverme de la silla. Me daba ganas de contar cosas así, breves, que entrasen en la cabeza del oyente como un cuento de bolsillo.
Después vinieron los cambios. El mundo se puso demandante, vertiginoso y medio sordo. La gente ya no espera una hora fija para escuchar lo que le gusta. Quiere elegir el momento, el lugar y el clima. Las listas de música y los audiolibros ganaron terreno y yo, que no me pienso quedar afuera de nada, me subí también.
El encierro del 2020 —sádico, burlón y sin anestesia— me empujó a armar algo propio. Aprovechando que me llevo bien con la programación, creé un sitio donde volcar historias, cuentos y relatos. Pero a los pocos meses me cayó la ficha: no había tanto material, ni era mío, ni me representaba del todo. Entonces me largué a escribir. Otra pasión que tenía ahí, medio en pausa.
Así nació Café Temperley, un sitio con diseño propio, hecho en Wix, última generación pero con alma de almacén de barrio. Un blog para compartir lo que escribo y una sección con listas de música descargables, en buena calidad, con ese formato FM que todavía nos emociona.
Y ahí apareció Radio Café (o List ReYdioU, como me gusta decirle cuando me hago el internacional). Mi propia radio on-demand. Para escuchar sin conexión, sin gastar datos, sin pedir permiso. Cuando y donde el oyente quiera.
Tiempo después, un trabajo que hice sobre cómo navegan las redes los no videntes me cambió la mirada. Y me dije: si quiero ser inclusivo, que se note. Así nacieron los MicroPodcast, versiones en audio de mis cuentos, con algunas imágenes para acompañar, pero sobre todo con la intención de sumar más oídos y menos barreras.
Hoy, dueño del tiempo que me queda en este plano —que no es poco ni sobra—, me dedico a lo que más me gusta: escribir, narrar y producir lo que se me canta.
¿Y cómo sigue todo esto?
Qué sé yo. Preguntarlo es como querer adivinar cuándo será nuestro último café.
Lo que sí sé es que el objetivo está claro y firme:
Contar historias sin algoritmos que me marquen la cancha. Usar las redes, pero no vivir de ellas.
Y seguir construyendo este Cafetín virtual de barrio desde donde mirar el mundo por la ventana, taza en mano, y compartirlo con quien se quiera sentar a escuchar.
Ariel Villar
Café Temperley☕
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Ariel Villar
Café Temperley☕
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