Agárrate Catalina que se me dio por escribir! Andá a buscar los vidrios que hay para un ratito, o volvé más tarde.
Con el merecido respeto a mis queridos y admirados amigos amantes de la Locución, ésta entrada tiene varios motivos. Uno de ellos es en parte el desglose de una respuesta que me tocó dar en incontables oportunidades, cuando me preguntaron:
"Porque no seguiste la carrera de Locutor? Con esa voz tendrías laburo asegurado!"
En un todo de acuerdo con mi querido Amigo Cristian Requelme que seguramente hayas escuchado más de una vez en "La 100", el hecho de tener un cañon en la garganta no garantiza nada, como sucede con cualquier don que la madre naturaleza nos pueda regalar.
Si ese don no se cultiva y acompaña con una importante dosis de lectura, pronunciación, entonación y mucha cultura general, difícilmente lleguemos a buen puerto.
Y en éste punto es donde mi camino se bifurca de la concepción académica.
Agradecido por haber vivido una educación general propia del viejo mundo y que hoy ya es historia, y fascinado por experimentar la maravilla de la imaginación motivado por los verdaderos grandes del micrófono que llegaban a mi a través de un modesto parlante en las frías mañanas de exprofesas "rabonas" al colegio para escuchar la Radio, porque la tele arrancaba a las 12 del mediodía, comencé a prestarle más atención no sólo a lo que decían, sino cómo lo decían, logrando mi total atención aún cuando estuviera haciendo cualquier otra cosa.
Claro, el presidio visual de la pantallita sólo existía en la imaginación de Gene Rodemberry, creador de la primera serie televisiva de "Star Trek", protagonizada por William Shatner como James Kirk y Leonard Nimoy como el Señor Spock.
Podía imaginar casi cualquier cosa! Y todo dependía del relato, que por entonces no tenía a la gran enemiga, la Señora Brevedad, gracias a un apurado que tuvo la infeliz idea de crear el dicho popular: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno", que venía remolcado de otro dicho popular no menos cierto: "El tiempo es oro". Oro que es igual a dinero, que es lo que mueve al mundo esclavo para enriquecer a sus dueños y que para tal fin la cultura resultaba un verdadero estorbo.
Pero como "para nuestra basta un botón", decía mi abuela, sigo con la explicación de por qué no estudié Locución.
Resulta que de joven no integraba la franja de los facheros. Más bien y francamente se me podía ubicar dentro del gran espectro del sabalaje, y por consiguiente tuve que desarrollar una gran habilidad para el chamuyo y el humor, como para que mis atributos pasaran lo más desapercibidos posible bajo la luz negra de las pistas de los boliches bailables, manteniendo la mirada de mi ocasional víctima lejos de la implacable competencia. "Billetera mata a galán?" No. Era un seco. Y desesperado además. Algún día me voy a despachar en algún micrófono con esas anécdotas. Resumiendo: la ocasional cita se acordaba para el domingo a la tarde en alguna plaza y el desconcierto a la luz del Sol era más duro que hoy con el tema de los filtros, mientras intentaba recordar qué porquería debía haber tomado para no darme cuenta.
Me fui al carajo. Vuelvo.
Claro, el tipo veía que su voz era capaz de generar una imagen que no tenía y el ego se le subió a la adolescencia. Pero fui creciendo, y lo que hoy se conoce como Radio Fórmula (datos del tiempo, anuncio de temas, noticias) ya no me alcanzaba. Mi ego empezaba a recibir las primeras bofetadas de la tierra que nos cobija conocida como Argenturia (apodo que también inventé pensando en hematuria que significa sangrado) , y yo sentía que tenía mucho para decir, pero sobre todo para contarle a tantos más que permanecían furtivos detrás de un receptor, escapando de la "caja boba" que los imantaba y enmudecía a la hora de comer, o con la cabeza en la almohada en la soledad de la noche.
Y me empecé a dar cuenta que el chamuyo adolescente me sirvió para contar historias, ya no esperando a que fuesen miles del otro lado, sino para acompañar ("mientras tu vida sucede"😁) a ese pibe soñador y un poco iracundo que se "rateaba" un ratito de la realidad.
Y pude! Y lo disfruté mucho a pesar de bajadas de línea, estilo y objetivos de las emisoras. Así fue que, muy al contrario de lo que se estilaba por entonces, dejé de hablar en plural como si estuviese en un escenario, y empecé a hacerlo en singular, a Vos, que estás del otro lado sin saber quién sos, ni tus preferencias, ni tu target ni nada. Sólo a Vos, que como yo, buscabas en la Radio a un tipo que pudiera decir lo que te estaba pasando, ordenándole un poco la coctelera sin terapia y con buena música de fondo, o cuidadosamente seleccionada para la ocasión.
Fue en aquellos años que me di cuenta por qué también dejé sin terminar la carrera de Comunicación. Yo no quería comunicar, quería hacerte pensar, hacerte imaginar, soñar, reflexionar!
Claro, la tecnología se impuso y su tremenda velocidad de cambio acortó tiempos y reemplazó imaginación por imagen. El marketing aportó lo suyo con ésto del Cliente Cautivo y nada más elocuente que un smartphone. Cautivos de la pantalla, y narco-dependientes de videos mínimo en Full HD por carencia de imaginación y ausencia total de herramientas lingüísticas sin las que no pueden comprender muchas palabras los integrantes de una tristemente gran mayoría.
Pero como a todos, a mi también se me pasó el cuarto de hora, el minuto de gloria, y como dije en algún vídeo de Instagram: "... en éste mundo visual los que pasamos los 60 tenemos menos para mostrar pero mucho para decir.."
Y en éste Nuevo Mundo de listas de música, Bluetooth, hiper conexión e incapacidad de concentración o falta de tiempo para leer más de 4 líneas o escuchar más de 30 palabras entre tema y tema, a lo que queda de mi ego la frase que dice "nunca es tarde" no le cierra ni medio para invertir algunos años de todo el tiempo que me quede y no poco dinero que no tengo, para con suerte conseguir alguna changa para hacer voces de adulto o algún doblaje, habilitado por el número de un Carnet del ISER para recibir una remuneración regulada por el gremio.
Fué gracias al encierro pandémico y a éste mal endémico vulgarmente conocido como paja de aprender, que volví a la Radio gracias al viejo Gurú de Radio y Amigo Jorge De Nunzio, lo que me motivó a aprender a hacerlo en casa, sin operador ni musicalizador, sin acústica de estudio, aprendiendo a editar y con lo que tenía a mano. Un celular, una compu de escritorio, un auto, y una conexión a internet. Casi nada! Rudimentario, si. Pero lo tenía todo! Hasta conservaba los rasgos básicos de aquella buena voz, mucho más para decir, y muchos más pibes para hacerles compañia y compartirles buena música.
Y como las arrugas no borran las mañas y como buen culo inquieto, pude ver que la gente de menos de 25 años ya no escucha FM. Esporádicamente la ponen en el auto si se olvidaron de bajarse alguna lista en Spoty o algún otro distribuidor y prácticamente desconocen la AM. La limitación del alcance y las interferencias aportaron lo suyo para que solo y apenas sobrevivan 4 grandes emisoras apuntadas a un público mayor de 40 o 50 años encuadrados en un segmento de supuesto poder adquisitivo con el cual poder sostener anunciantes sumados a las pautas oficiales, cada vez más escasas y de menos valor, lo que las obligó a sumarse al Streaming y a las redes sociales.
Y fue en ese punto donde me propuse el desafío de aprender todo lo necesario para crear mi propio sitio web donde poder subir mi propio programa de Radio, con formato FM de música pero con las características de una lista: atemporal, sin horarios para que el alma de cada pibe del otro lado la escuche cuando quiera y pueda, sin atormentarlo con noticias ni datos que ya los tiene en su movil, que lo pueda descargar bajo entorno Wifi y escucharlo sin conexión, ahí, en la intimidad de sus auriculares que lo protegen de lo cotidiano o en el stereo del auto conectado al celu por Bluetooth.
Y en cualquier parte del mundo!!
Todo un desafío de aprendizaje para un geronte sesentoso, jubilado de edad y bolsillo, pero con la intención de demostrar que la Radio nunca muere. Sólo cambia, se adapta, crece, se extiende y aprende a convivir con la tecnología conectada, en tanto no pierda su esencia: "Acompañarte mientras tu vida sucede".
Y en mi caso particular, por razones de recursos y de tiempo biológico, me resultaba más rápido aggiornarme al nuevo mundo que estudiar Locución, para ver resultados.
Pero a veces lo que quiero compartir es un poco más extenso de lo que permite el formato y muchas veces un tanto más fuerte de lo que permiten las redes, y sobre todo teniéndote en cuenta a Vos, que puede o no agradarte mi voz o hasta resultarte incómoda o desubicada para ciertos relatos y que preferís ponerle la voz que quieras en tu imaginación, incluso la tuya, o simplemente por intimidad o por fiaca de buscar los auriculares, es que decidí sumarle un blog, sin ningún tipo de sensura, ni para mi ni para Vos en tus comentarios.
No te emplomo más. Ya ves, por eso no estudié Locución. A mi me gusta más que decir, contarte una historia con la que puedas identificar algo en tu vida o simplemente entretenerte. Y me di cuenta que a medida que se pierde el ego y la voz, uno pasa de hacer Radio Formula, a ser un Escritor.
Infinitas Gracias por tu tiempo de lectura!
Ariel Villar
NBA Productora Contenidos Digitales
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