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El problema del significado.

Foto del escritor: Ariel VillarAriel Villar

Actualizado: 23 jul 2022



En este nuevo mundo DC(después de Cristo) y también DP(deducirlo), detengo una vez más mi curiosidad maligna, indigna y antipática (que no es lo mismo que "anti - empática" pero para el caso también suma), en el desconocimiento del significado de muchas palabras desconocidas para muchos más, tal vez víctimas de alguna nueva afección alérgica de origen viral o apenas como efecto secundario de su contagio.


Pero como diría Juan Valdez: vayamos al grano con un claro ejemplo:

La palabra "Lejía" definida por la RAE, que no es la cadena de Radiodifusoras Argentinas al Exterior anunciada antes de las insufribles transmisiones en cadena que te cortaban la peli para anuciarte la próxima cagada del gobierno, sino Real Academia Española, que tampoco es la cede de Racing en Madrid, sino la encargada de instalar algunos guard-rails para los que se van al pasto pero con la boca, por cierto habitantes de nuestra inefable Cultura General, que en estos tiempos no llega ni a Cabo Primero. Me bajo de la rama y sigo con Lejía que según los antedichos define su significado como: "Solución de sales alcalinas en agua, que se utiliza en limpieza como desinfectante y blanqueador doméstico, perforador automático de remeras gastadas y otras mierdas salpicadas por pijotear y no comprar la que viene con pico dosificador o en gel". Si, ya se, los precios por la estratosfera pero la torpeza es nuestra y la estupidez también, porque una remera nueva es más cara.


Por tercera vez vuelvo al ejemplo que intento compartir con Vos y que a mi solo se me ocurre agarrar semejante palabrota antigua y en desuso, salvo por youtubers Mejicanos en sus inflamables tutoriales para aprender a desinfectar el baño, inoculada en el siguiente diálogo (vamos carajo, por fin!):


- "Sabes que pasa Pau? Vos le tenés que explicar a la chica de la limpieza que se fije siempre en las instrucciones de uso, sobre todo con Lejía!"


Paula va y se lo dice a Doña Amalia (probablemente la mamá de Granata):


# "Amalia la molesto un segundito: cuando use los productos de limpieza fíjese primero en las instrucciones, sobre todo con Lejía, vio?"


- "Seguro Doña! Pasa que Yio de piba ya no Lejía muy bien, me "cu...esta" la letrita chiqqquita que no sen-tiende naa! Ggio icgual me fijo que si sac..cudo y hacespuma ggia se ques detergente!"


# "Amalia: no estará necesitando lentes?"


- "Y pa que quiero lente pa lava la yopa??"


# "Ay Amalia! Jaja, que me está diciendo? Me hace reír usted!"


- "Y siggguro! Si yega y me agaya justo lavándole la poierita esa que usa ayibita como corpiño frotandola con loj antiojo, ahí si que se va yeir!!"


Aclaración para sacadores profesionales de contexto y otras sensibilidades del infra-mundo: el ejemplo citado no tiene intención alguna de ofender al sector doméstico ni a pseudo-damas de la "High Society" conocidas en el barrio como "Las que sufren de comezón crónica de la entre-pierna mantenidas por un dorima descalcificado".


Lo notable y a la vez motivador sustrato de esta entrada, es que ninguna de las dos, Paula y Doña Amalia, tienen la puta idea del significado de la palabra "Lejía" que, por las dudas y para tu inquieta sensación de culpa, te cuento que hablamos de la popular LAVANDINA.


Que tengas una excelente jornada!

Ariel Villar.


 

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