La Iglesia Católica, lo mismo que el resto de las religiones, son inmensamente ricas en nombre de los pobres. "De los pobres es el reino de los cielos". Y son los pobres quienes, con su voto de fe, eligen la religión que los siga sometiendo a la pobreza como la única forma de acceder al cielo dignamente.
Cuando ésta infinita estupidez no tiene una explicación coherente, se dice que es una cuestión de fe.
Con la política sucede exactamente lo mismo. Los oprimidos votan a su verdugo en la creencia de un sistema justo, representativo y democrático, lo que confiere al elegido el poder para hacer cualquier barbaridad casi con carácter divino, con lo cual podemos asegurar que la democracia también es una cuestión de fe, que anestesia cualquier sesgo de memoria y sentido común.
A veces es bueno revisar los dichos y las respuestas automáticas que usamos para justificar la estupidez que admitimos por voluntad propia, para darnos cuenta que no aplican para todo.
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Ariel Villar
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