Los Gurús del Marketing se lucen.
Desde una mirada promocional pensar que se trata de una movida para atraer clientes es una cuestión inercial. Todos conocemos el precio de una hamburguesa con queso y sabemos muy bien que $1.- ni siquiera cubre el costo del pan. También sabemos que desde una mirada socio-económica Pilar no es Lanús ni Burzaco. Y si préstamos un poco de atención al texto de la publicidad, cierra la bajada o resumen deciendo: "La promo arranca a las 18 hasta agotar stock".
Casi un clásico suponer que se trata de una partida muy limitada para que los incautos bolsillos devastados corran a ocupar los primeros lugares de la fila, encontrándose que la bebida del combo tiene un precio llamativamente caro. En realidad, sucede que las gaseosas de maquina están convenientemente diluidas y son el producto "estrella", ya que dejan un margen de ganancia de un 900 %.
Serán los eventuales clientes que vayan por la promo quienes tal vez comprueben que el tamaño de la hamburguesa de $1.- es incluso más chica que una simple de Mc Nodalds como las que incluye la tradicional "Cajita Infeliz".
Posibles objetivos:
Dejar al cliente con una manija importante (hambre no saciada) y como seguramente se venderá sólo una por persona, nuestro voráz sujeto echará mano a sus otros medios de pago electrónicos para ingerir una "Completa de generosas dimensiones y exorbitantes precios.
"Hasta agotar stock". Tal vez para "reciclar" el excedente de pseudo-carne del sábado a la noche, o quizás para probar en un reducido grupo de limitado poder adquisitivo los efectos de algún conservante o cosa similar.
"Con una salsa especial", que en ningún sitio de la nota describe de qué salsa se trata ni con qué está hecha. Tal vez algun ensayo de una nueva forma de distribución y comercialización de "sustancias", que seguramente tarde y no habiendo "cerrado trato", el organismo bromatológico que corresponda decidirá sus restricciones o su retiro del mercado.
Fantasía de mañana de Miércoles lluvioso saboreando los primeros mates y leyendo las noticias huevonas de Google por la pantallita abombadora, que me recuerda a los cientos de miles de personas que diariamente se clavan una hamburguesa o un súper pancho en los puestos de los andenes del ferrocarril, amasados y armados con las mismas manos sin guantes con las que tocan el dinero para dar el vuelto y se rascan el culo.
Ariel Villar
RadioBlog
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