Egos detonados por la ambición de poder. Tanto que en su afán ni siquiera tienen planes para llevar a cabo una vez que lo consigan.
Porque una cosa es lograr un poder adquisitivo que nos permita vivir olgadamente y dándonos unos cuantos gustos, y otra muy distinta es el poder. Porque la solvencia económica nos da independencia social y hasta material. Sólo se ejerce sobre uno mismo.
El poder en cambio, para serlo necesita ser ejercido sobre los demás.
Claro, seguramente pensarás que el poder trae dinero. Cierto. Pero podés estar seguro que ese dinero no lo produce quien ejerce el poder sino todo lo contrario. El verdadero productor de bienes, servicios y cualquier otra cosa relacionada con una mejor calidad de vida para la comunidad, es quien está de algún modo sometido al poder. Pensálo un poco.
El punto al que intento llegar es que la gran mayoría de las personas que intentan subir por la escalera del éxito pierden el foco de su objetivo primario y se desvían por caminos que, aún sin saberlo, confluyen en la autopista directa al poder.
Para los que al principio lo importante era andar, mantenerse en movimiento hacia sus logros personales, con el tiempo empiezan a necesitar un Ferrari no por placer, sino para ir más rápido, sin importar la seguridad propia o ajena, y sin respetar los límites de seguridad.
Ejemplo mediocre si se quiere, pero es parte de la carrera del poder.
Si, seguro, es bueno no ponerse un techo limitante en nuestros sueños. Pero más importante aún es ser conscientes del piso desde el cual queremos empezar a subir la escalera, que necesariamente tendrá que tener los escalones tan cortos de tal modo que podamos alcanzarlos dando un paso a la vez...
Infinitas Gracias por tu visita y tu valioso tiempo de lectura! Espero que ésta reflexión te sirva de algún modo y aplique para alguno de tus objetivos sana y provechosamente.
Ariel Villar
RadioBlog
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