Suele suceder cuando encaramos un proyecto. Buscamos personas y entornos afines, incluso elegimos carreras para seguir que sean afines dentro de la oferta existente. Si, "afines", pero no del todo afinadas con ese don natural que todos llevamos dentro, la chispa inicial que enciende nuestro fuego.
Y también suele pasar que terminamos desentonando con la idea original, por un lado convenciéndonos que todo va bien y por otro, que nos falta algo, junto a la sensación de estar perdiendo el tiempo.
He conocido gente motivada para comprender la vida misma y terminaron en Filosofía y Letras o en Psicología y aún con título en mano no lograron si quiera el primer paso que esperaban.
Claro, el sistema exige un título habilitante para legitimar un sueño, y salvo en carreras como Medicina, Arquitectura o Ingeniería por nombrar solo algunas, que requieren un certificado de idoneidad para su ejercicio, sobre todo para "teóricamente" no poner en riesgo la vida de las personas.
Pero qué pasa cuando hablamos de un don innato al que se le suman años de ejercicio y experiencia, sin que represente riesgo alguno para los demás, y sobre todo a una altura del camino dónde las escasas oportunidades laborales no concuerden exactamente con nuestros sueños?
Si, generalmente abdicamos, de la carrera y también de los sueños.
Todos sabemos que más allá de los 50 encarar varios años de estudio con la inversión económica y sobre todo de tiempo, que no es lo que nos sobra, solo va a resultar en la enorme satisfacción de un logro y aprendizaje, pero difícilmente en una actividad bien remunerada y menos bajo relación de dependencia. Y sabes una cosa? Es mi caso.
Cuando tuve la juventud necesaria para hacerlo, mis creencias me llevaron a cursar varias carreras universitarias de las que, muy en el fondo no estaba convencido que fueran mi objetivo, a la par de la crianza de mis 4 hijos y lo que implicó. Y ahí están: algunos títulos encarpetados y otros esperando vanamente que los consiga. Pero claro, de esto tomamos conciencia cuando pasamos esa barrera de los 50 que, ubicándonos en un contexto de oferta laboral, ya es un poco tarde.
Pero lejos de caer en el monólogo de Segismundo de "La vida es sueño" de Pedro Calderón de la Barca, "...que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son", lo van a seguir siendo en tanto sigamos encerrados en la creencia de la necesidad de un título habilitante para cumplirlos y hacer las cosas bien. Tanto la capacidad como la incapacidad no se logran con un título. Y el aprendizaje personal, la capacidad de autoevaluarse rigurosamente y la actitud de superarse a uno mismo cada día, no están garantizadas por un título habilitante, cosa que implacablemente comprobamos a diario.
Y ya ves: mí sueño primario era hacer Radio, mi propia Radio, con mi estilo, mi música y mi propio contenido, en un mismo sitio web en el que también escribo, y aquí estamos. Sitio de diseño propio, con su propia "pata" comercial con toda su infraestructura lista y funcionando, en el que se suma "MyR", pensado para llegar a todo el que quiera, sin necesidad de bajar aplicaciones ni necesidad de contar con dispositivos de alta gama para acceder. Sencillez, practicidad, tecnología web de última generación garantizada por Wix y contenidos propios. Pero por sobre todas las cosas, unas inquebrantables ganas aprender dedicándole casi todo mi tiempo.
Asi que, si estás transitando algo parecido, sólo puedo asegurarte que los sueños se cumplen. Pero depende exclusivamente de nosotros!
Ariel Villar
NBA Productora
RadioBlog
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