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"2025" Ficción en Buenos Aires Temporada 2 - Capítulo 1👁️🇦🇷

Foto del escritor: Ariel VillarAriel Villar

" 2025". Ficción en Buenos Aires. Temporada 2, Capítulo 1


(Versión Audio en proceso)


Detrás del Charco.


Habiendo intercambiado números de teléfono con Paula, Martínez pagó la cuenta y se retiraron del café quedando a la espera de novedades de su nuevo trabajo.

Con sentimientos encontrados de espectativa mezclada con algo de ansiedad, Martínez tenía una sensación incómoda en la boca del estómago mientras preparaba las llaves para entrar en su departamento.

Encontró la puerta sin llave y al abrirla, contra la luz del día que entraba por la ventana del pequeño living, pudo distinguir el desorden característico de un saqueo, pero sin señales de vandalismo, como si alguien buscará algo en particular. Obviamente obra de un experto, lo que evitó que sintiera miedo o espanto.


Mientras acomodaba el revoltijo, pudo comprobar que no se habían llevado cosas de valor ni sus pocos ahorros en dólares guardados en un cajoncito del ropero.

La PC estaba encendida pero no habían podido acceder por su casi enfermiza costumbre de ponerle clave de seguridad a todo.

Pero notó que todas sus carpetas habían sido revisadas como buscando algo en particular.

Era evidente. Buscaban todos sus estudios sobre los posibles efectos devastadores del dragado por detonación, entidades implicadas, nombres, datos. Pero quién? Claro, los papeles los tenía encima.


Puso la pava y mientras se lavaba las manos su móvil volvió a emitir notificación de mensaje recibido.

Al desbloquearlo, vio que de nuevo era un mensaje por Telegram. Esta vez el remitente aparecía como "El Isleño", y el cuerpo del mensaje decía: "Del otro lado del charco es más seguro y el agua más clara".

Pero esta vez Martínez decidió contestarlo y escribió:


"Por qué lo dice?" (enviar)

Doble tilde azul y nuevo mensaje:

"Ud. no es relevante, pero si lo que sabe. Las desapariciones misteriosas son recurso fácil en Argenturia. La directora del sitio está limpia y su página es influyente. Es su única oportunidad. Pero home office. Váyase hoy mismo."

Martínez vuelve a escribir:


"Ud es un político?" (Enviar)

Mensaje recibido, leído y nueva respuesta:


"No. Intento evitar lo mismo que Ud. Ya lo hice antes pero no puedo exponerme. Elimine estos mensajes y vuelva a bloquear remitente. Fin de la comunicación".



Siguiendo su instinto más profundo y a sus tripas, Martínez preparó una pequeña mochila con algo de ropa, sus ahorros y la carpeta con sus notas, dejando exprofeso algunas de menor importancia en su maletín sobre la mesa.

Pensó en reservar pasaje en BuqueBus por internet pero prefirió comprarlo personalmente para evitar cualquier hackeo previo a su embarque.


Al atardecer y ya ubicado en una pensión de Colonia, recibe un mensaje de Paula:


"Hola Martínez, lo espero mañana en mí oficina?"


Al que responde:

"Hola Paula, le puedo pedir un favor? Será posible que le vaya enviando la historia por mail? No quiero poner en riesgo su trabajo. Allanaron mí departamento y tuve que salir del país." (enviar)


Paula lee y responde:

"Por supuesto. No hay problema. Después acordamos sus honorarios por esa vía también. Por el tiempo que pasó debe haber tenido que "remarla" rápido."


Martínez pensó por unos segundos, y justo en el momento en que empezaba a escribirle, nuevamente le llega otro mensaje de Paula:


"Tranquilo. Se por donde anda. Y a mi también me contacto "el isleño". No tengo idea de quién es, pero nos está cuidando las espaldas. Tengo la sospecha que él también perdió mucho a manos de esa Comisión y por lo que vemos, tiene contactos internacionales muy altos y acceso a casi cualquier cosa. Descanse. Mañana me comunico por mail."


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Martínez sentía su cabeza como una coctelera en manos de un barman con Parkinson. Finalmente, un tostado y un te de tilo acompañado con un clonazepan, le apagaron la tele por unas horas...


Las primeras luces del día a través de la antigua ventanita de la habitación lograron despertarlo con la sensación de un gran hueco en lugar de masa encefálica y ducha de por medio, decidió desayunar a la orilla del río.

Con el primer sorbo de un cortado, un viejo pescador llamó su atención. Apacible y con la mirada fija en la tansa, como esperando la bendición de los dones del Plata.

Martínez se acercó y se sentó cerca del anciano, en silencio.

Al rato y a modo de saludo le dice:


"Hay pique?"


El anciano, sin siquiera mirarlo responde:


"Todavía no. Hay que esperar a que se dispierten con hambre. Porque ellos también sueñan y según decía mi Padre, a veces tienen pesadillas"


Martínez no pudo contener la sonrisa, y al momento de intentar seguir con la charla, el anciano le dice:


"Usté nunca soñó que se quedaba sin aire? Bueno: ellos sueñan que se quedan sin agua".


Tal vez producto de lo vivido en los últimos tiempos sumado a la casualidad del comentario del viejo, Martínez guardó silencio unos minutos, para luego despedirse con un:


"Que tenga buen día y buena pesca".


A los pocos pasos, el móvil le notifica la llegada de un mail...

Pensó leerlo de camino a la pensión, pero prefirió desconectar un poco de todo el suceso y caminar un poco cerca del río.

Extraña sensación mañanera la de mirar hacia el horizonte bonaerense con el sol de espalda.


Tal vez por no haber tenido hijos o hermanos menores, los chicos volvían a captar su atención. Sobre la playita del costado del muelle, dos pibes que no pasaban los 10 años, sostenían sus precarias tacuaras armadas con hilo chanchero y anzuelos hechos con alambre acerado y afilados a mano con una lima.

Martínez se acercó esbozando una sonrisa amistosa diciéndoles:


"Cómo va la pesca? Sale algo?"


Y mientras el más chiquito le hacía la seña de silencio con dedo indice, el otro responde:


"Salir no salen. Hay que sacarlos"


"Jaja, claro, seguro! De eso de trata la pesca", dijo Martínez mientras reflexionaba sobre la respuesta mezcla de ironía y la implacable filosofía de la inocencia de un niño.


A los pocos segundos y en voz baja, Martínez agrega:


"Me parece que están tirando muy cerquita de la orilla".


Y el mayor responde:

"Eso e' lo que piensan todo! Y el pez grande ya conoce eso, y como sabe que lo quieren pescar, se viene pa' la orilla aonde nadie lo busque pa' comerse la mojarrita tranquilo".


Imágenes fugaces de Thompson de GreenPeace, del Director de la Comisión y de los mensajes de "el isleño" paralizaron a Martínez por un segundo...


"Y decime: con qué encarnás?"


"Con anguila del zanjón y si no hay, con lo que tiran los pescadore: tripa e' sábalo, de pollo, salamin y lumbrí."


Martínez estaba a punto de despedirse y continuar con su caminata, cuando un borbollón sacudió la cañita. El pequeño pescador, lejos de disfrutar la pelea del pez, recogió el hilo a toda velocidad arrancando del agua un enorme patí mientras le gritaba eufórico a su hermanito:


"Ya tenemo pa' comé Pepino! La agüela se va a poné como loca!"

"Vió que le dije Don? Andan cerquita ahonde nadie los ve!"


Martínez aplaudió a los pequeños pescadores y siguió su camino mientras pensaba en un dicho de su madre:


"El mejor escondite es el que está a la vista de todos"...


(Continúa al pie de ésta pantalla)



Ariel Villar

Café Temperley

 

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