Los que no dormimos.
- 31 oct 2023
- 2 Min. de lectura
Somos los que entendimos que la fe es una forma de ceguera mental que sirve como parche para que no se nos desinflen los sueños.
Dormimos pocas horas por día para descansar un poco el cuerpo, mientras leemos los mensajes que nos manda nuestro inconsciente viajero.
Abrimos los ojos cada mañana como haciendo zapping entre nuestra verdad y la mentira globalizada, mientras nos sumamos a la enfermiza costumbre de encender la pantallita con el sorbo del primer mate, y todo lo que vemos nos hace ruido en la sabiduria individual que deja impotente a la conciencia social.
Hacemos cuentas y los números no cierran ni con una calculadora cuántica.
Porque somos sobrevivientes nacidos y crecidos en un mundo analógico. Presenciamos el nacimiento de la era digital. Sabíamos que algún día nuestra ciencia ficción se iba a volver realidad, pero no esperábamos llegar a verlo, y mucho menos tan rápido y sin anestesia.
En minorías nos aggiornarnos, lo aprendimos, lo asimilamos y utilizamos. Un hito histórico tapado y negado porque es una amenaza para el nuevo orden.
La doctrina del sionismo sentenció la eliminación de cualquier escollo que pudiera amenazar su agenda, responsabilizando a la madre naturaleza o al inexorable ciclo de la vida.
Porque los que no dormimos no luchamos sin armas una batalla desigual, sabiendo que sólo un fanático se inmola por una causa perdida.
Nos volvemos invisibles a un sistema perverso tratando de no comer más de lo que podamos digerir, procesar, cuestionar, tomando sólo lo que nos nutre y nos mantiene despiertos en una Matrix que también tiene una falla, analógica y paradójica, que nos impide despertar a nuestra descendencia digitalizada desde la concepción.
Y resistimos hasta el final, hasta que nos quedemos sin nafta, o hasta que nos corten la luz, soñando un nuevo plano de existencia artesanal, manual, en el que construir un futuro sea ladrillo a ladrillo y sólo viajemos a pedal.
Ariel Villar.
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