top of page

La Bifurcada

Foto del escritor: Ariel VillarAriel Villar

Actualizado: 9 nov 2022


Darse cuenta y comprender es una cosa. Pero tomar consciencia es otra muy distinta. Fácil cuando hablamos de terceros pero todo se complica cuando la cosa es con nosotros mismos. Experimentamos cosas, percibimos a nuestro modo, y a cada cual le pega distinto. Hasta acá nada nuevo bajo el Sol y rejunte de frases trilladas.


Apretamos fuerte las cosas del cajón de las porquerías para que entre una más y con algo de presión lo cerramos. Listo. A otra cosa. Y a diferencia (o no tanto) de lo que hacemos con el placard, que lo limpiamos cada tanto y sacamos la ropa que ya no usamos para regalar, lo borramos de la lista de asuntos pendientes periódicos y olvidamos hasta las cosas que tiene adentro.


Pasan los capítulos de nuestra vida y el cajoncito acumulador compulsivo del tallercito junta primero polvo, después telarañas y con el tiempo desarrollamos cierta aversión a abrirlo para evitarnos el trabajo de tirar todo a la mierda con la excusa de tener cosas más importantes o que asignamos como urgentes para hacer. Entonces le damos tiempo y tranquilidad a insectos y alimañas más grandes para instalarse cómodamente en recovecos estratégicamente elegidos para no ser detectados por nuestra ocupada conciencia.


Nuestro comportamiento cambia. Reemplazamos respuestas del corazón por otras, clasificadas como "políticamente correctas" por una sociedad que nos dicta una forma de vivir bien distinta a la que soñábamos y veníamos logrando por peldaños cortos pero firmes.

Viejos trucos de nuevos miedos nos plantan Golpes de Estado a nuestros sueños de Democracia Espiritual inoculados en cantidades indetectables como el sodio de la sal de cada comida diaria.


Finalmente y por el lugar menos esperado, el más vulnerable que todos tenemos, llega sin aviso disfrazado de ataque de pánico, golpe de presión, infarto o cáncer. Y el cajoncito de la mugre: cerrado e intacto. Entonces buscamos afuera, medicamos síntomas sociales y la mugre sigue dando órdenes mafiosas desde la basura encarcelada y aislada en el cajoncito del galpón.


Hasta que algo nos hace llorar por dentro y por fuera, y como no podemos explicarlo con lógica consciente, alguien que realmente nos ama nos dice: "Hay que desratizar, demoler, alisar el terreno y construir de nuevo. Pero no dejes ni un puto cajón en el que pueda caer algo que ya no sirve!"


La idea del "no creo, no me sirve" se defiende con el slogan de un Hipermercado: " No nos importa que vengas, sino que vuelvas". Pero se sostiene poco tiempo de una soga con púas, hasta que la soltamos y caemos pidiendo ayuda. Y la ayuda empieza doliendo tanto como el golpe de la caída, nos enojamos con el ñato terapeuta al punto de querer cagarlo a trompadas, y otras veces nos vamos con una sonrisa parecida a una gota de alivio, hasta que un día nos hace abrir el cajón de la mierda, y lloramos como para llenar una pileta olímpica con cada porquería que agarramos y nos trae a la conciencia un mal momento, siempre no resuelto claro, razón por la cual no fue a la basura sino al puto cajón, esperando la solución definitiva.


Nada. En otra entrada tal vez me de por contarte cómo sigue este cuento, porque yo recién voy experimentando el primer párrafo. Y aunque creas que podés ayudar a alguien más porque ya tenés el ciclo básico aprobado, cuando comentes no tires "spoilers" ni figures posibles finales tipo cuento interactivo, porque siempre hablamos de películas y actores totalmente diferentes.


 

Si te gusta en contenido del sitio podés ayudarme a seguir creando entretenimiento y brindarte cada vez más, con $130.- por Mercado Pago, mediante éste link:



Desde ya Gracias por tu colaboración!!


Ariel Villar

NBA Productora de Incontenidos

RadioBlog


 


0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación
Radio en vivo
bottom of page