Hay gente a la que la edad le sienta bien. Pero hay otros que no. Ya de jóvenes son mal llevados. Pasan los años y más jodidos se ponen, porque de crecer, ni hablar! Lo tienen todo, o al menos todo lo que asumieron como "propósito", más allá del infeliz designio de joder al prójimo, como desemparentados con cualquier cosa que se parezca a una sonrisa.
Hoy te voy a contar el caso de un vecino también sexagenario que si hay alguien merecedor del apodo "careculo", es el indicado. Hoy jubilado bancario, pero cuando aún estaba en actividad y algún compañero le preguntaba que tenía pensado hacer cuando se jubile decía: "lo más probable es que me pegue un tiro". O cuando alguno se iba y decía: "Hasta mañanaaaa", el contestaba: "No te la saco!" pero sin la más mínima intención de algo parecido al sentido del humor. De jodido nomás!
Porque ni bien se retiró se engancho en cuánta reunión se hacía en el Centro de Jubilados del barrio para seguir molestando gente. Realmente un "viejuemier".
De estas personas que ni bien entran a la panadería, por ejemplo, arrancan más o menos así: - "Buen día Don Luis! Cómo anda?" * "Viejo! Que no ve??" - "Bueno, tampoco es para tanto! Que va a llevar?" *"A llevar, nada. Viene a comprar medio kilo de pan" - "Flautitas, mignones o figazitas, Don Luis?" *"Pan! Que no le dije? Medio kilo de pan!" La empleada pesa y embolsa medio kilo de flautas, con una sonrisa falsa como billete de 3 pesos. *"Flautas No! Acá las hacen muy crocantes y después la tengo que aguantar a mi mujer quejándose que se llena de migas abajo de la mesa". -" Le pongo figazitas entonces." *" Y lógico! Pero usted tiene que preguntar en lugar de enchufarme lo que a Usted le parece".
La cosa es que Careculo paga y sale, por supuesto diciendo que es la panadería más cara del barrio y que la atención deja mucho que desear.
-"Hasta luego Don Luis, que tenga buen día!"
*" Buen día será para Usted!"
Y lo más loco es que esta calaña de malparidos son más longevos que un elefante, y el día que por fin un buen hombre con guardapolvo le clava la etiqueta de "Game Over" en el dedo gordo del pie, su última turrada firmada en vida ante escribano público, le vuelve a desfigurar la sonrisa a su descendencia, que a coro rezan para que lo reciban en el más cálido de los infiernos!
Que tengas una excelente jornada! Ariel Villar.
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