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"El país de los 45 millones de directores técnicos"

  • 22 mar
  • 4 Min. de lectura
El país de los 45 millones de directores técnicos

"El país de los 45 millones de directores técnicos"


Porque en Argentina no hay crisis que nos calle ni campeón que nos conforme.

I. Introducción: Todos sabemos todo


Argentina es un país donde nadie se queda sin opinión. Podemos no saber cambiar una rueda, pero explicamos con detalle por qué Scaloni erró el cambio a los 75 minutos. No terminamos de pagar la última compra en el chino, pero sabemos exactamente cómo arreglar la economía. Y si nos falta plata, es porque "los políticos se la llevan toda".


Este fenómeno, que combina un doctorado honoris causa en "Opinar sobre Todo" con una maestría en "No Admitir Errores", es el que nos hace únicos. Y es por eso que hoy Café Temperley viene a develar el misterio: ¿de dónde sale nuestra obsesión por tener razón, aunque no tengamos idea de lo que estamos diciendo?


II. El gen argentino: Opinar es gratis, y nos encanta


Desde la cuna nos enseñan que nada es más argentino que una mesa con café, facturas y un debate innecesario. Si falta un tema de conversación, la política, el fútbol y la economía están ahí, como tres amigos que nunca te dejan solo.


  • Fútbol: "Messi no es lo mismo sin el Barcelona" → "Messi es Dios" → "Messi está viejo" → "Messi debería haber pateado ese penal" → Copa del Mundo 2022 → "Siempre confié en él".


  • Política: "Milei es la solución" → "Milei nos está matando" → "Cristina vuelve" → "Macri es la culpa de todo" → ciclo sin fin.


  • Economía: "Todo aumenta porque imprimen billetes" → "El problema es la deuda" → "El dólar es psicológico" → "Mejor meto todo en cripto" → cripto se desploma → "Sabía que era una estafa".


Con este nivel de expertise, ¿cómo no vamos a sentirnos directores técnicos del país entero?


III. El Café como trinchera de la razón absoluta


El Café Temperley, como tantos bares de barrio, es territorio de estas batallas dialécticas. Aquí se sientan los expertos en todo:


  • El que vio un documental de 30 minutos y ahora es geopolítico.

  • El que leyó dos tuits y maneja la macroeconomía mejor que el FMI.

  • El que nunca pisó una cancha, pero te explica por qué hay que jugar con línea de tres.


Y no importa si un Nobel de Economía dice lo contrario en la tele, la Radio o las redes. Nosotros sabemos más.


IV. La ciencia detrás del argentino opinólogo


Según estudios de la Universidad de Massachusetts (sí, suena importante), existe un sesgo cognitivo llamado "Dunning-Kruger", que en términos criollos se traduce como:"Cuanto menos sabés, más seguro estás de que sabés todo."


En Argentina, este sesgo está potenciado por:


  1. El asado: Cuanta más carne se come, más sabiduría futbolística se gana.

  2. El mate compartido: A más rondas, más conocimiento sobre geopolítica.

  3. El taxista porteño: Si un taxista lo dice, debe ser verdad.

  4. El cuñado en Navidad: Sin pruebas pero con convicción, es el verdadero oráculo argentino.


V. ¿Es malo ser un país de opinólogos?


Para nada. De hecho, es nuestra mejor herramienta de supervivencia. Porque aunque todo esté mal, nunca nos vamos a quedar sin palabras.


  • Nos quejamos del país, pero nos peleamos si alguien de afuera lo critica.

  • Nos reímos de nuestra economía, pero la dolarizamos mentalmente.

  • Decimos que "nos queremos ir", pero sabemos que en otro lado no hay alfajores decentes.


Es más, si alguna vez Argentina deja de discutir, ahí sí preocupáte.


VI. El veredicto final: No somos opinólogos, somos narradores


En el fondo, lo que nos pasa no es que nos guste opinar por opinar. Es que somos un país que cuenta historias.

Cada argentino tiene en su cabeza un cuento épico sobre su vida.


  • "Si no fuera por la crisis del '89, yo tendría un Ferrari."

  • "Una vez jugué contra el primo de Dybala."

  • "Yo tenía un kiosco, pero lo fundí porque me fiaban mucho."


Y no importa si son ciertas. Lo que importa es que nos definimos a través de ellas.

Argentina no es solo un país de 45 millones de directores técnicos. Es un país de 45 millones de narradores que convierten cualquier hecho en un relato digno de ser contado en un café.


Y mientras haya un café abierto, un argentino con tiempo y otro con ganas de discutir, nunca nos va a faltar tema de conversación.



Conclusión


Si Café Temperley va a ser el blog más leído de Argentina, tiene que hablar de lo que realmente somos. Y no hay nada más argentino que discutir por discutir.

¿Te enojaste con algo de este post? Genial. Ya estás preparando tu argumento en los comentarios.

Nos vemos en el próximo café.


Ariel Villar

Café Temperley


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Infinitas Gracias!🙏


Ariel Villar

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